Soy Germán Pérez (Mancha)
Artista plástico egresado del Instituto de Bellas Artes- Medellín.
Tengo mucha fascinación por la escultura y sus procesos constructivos y deconstructivos.
He pintado con diversas técnicas, soportes y materiales en pintura. Fue aquí donde encontré lo que me llevaría a tomar la escultura como una senda para manifestar mis pensamientos y sentimientos. Fue que los procesos de mis técnicas de pintura eran muy matéricos agregando arena, huesos, corteza de árboles, lates y partes enteras de carros, machetes, barnices, acronales, Óleos, acrílicos, esmaltes, carboncillo, laminilla de oro, entre otros. Estos materiales juntos sobre una tela o tablón de madera seguro se ubicaban más en un campo escultórico que pictórico, y así llegué a la escultura.
El maestro de escultura con quien compartí mis momentos más duros y memorables, fue quien me ayudó a entender mejor este duro y hostil que es el mundo de un artista. En su entonces, fue Gabriel Restrepo (Gabo), como lo llamábamos. Disciplina, constancia e investigación fueron directrices que él mi inculcó y aún las conservo.
En la escultura entendí una esencia vital de lo que existe y es la transformación como cambio físico, así como la metamorfosis los mismos materiales tienen su lenguaje y medio de cambio. Es allí donde me siento irresistiblemente atrapado por el arte, por la escultura, por el poder aprender del aprendizaje.
Me siento atrapado por el fuego: siento que es un medio por el cual se purifica y que es un magnífico intermediario del cambio, de la transformación, de la metamorfosis.
Mis estudios en Bellas Artes estaban más enfocados en los procesos académicos del Arte. Pero como todo cambio, si uno no se adapta no evoluciona, y así lo hacía en Bellas Artes, evolucionaba con la academia de la mano.
Tuve profesores y profesoras de gran crítica, de un potencial de vida y de compromiso. Tuve amigos y amigas caminando juntos por la Espinoza senda del Arte. Pasó el tiempo y todo cambió. Yo decidí por mucho tiempo enfocar mis esfuerzos en pintar y hacer escultura lejos de las exposiciones de Arte y eventos culturales, ya que sentía en su momento que nadie veía las obras en una exposición, sólo socialización y banalidades. Procuré no encontrar un enemigo en las exposiciones de Arte y más bien alejarme para entender, y he pasado creo que 12 o 13 años pintando y tallando mármol.
Construí mis hornos de fundición y fundí piezas con énfasis en la simbología de nuestros maestros orfebres indígenas quienes llegaron a una manipulación de los metales increíble, especialmente el oro, que será un particular símbolo ideológico y visual en mi obra.
Conocí a una mujer que re orientó un sin sentido que tenía en mi vida. Ella ha participado y me ha acompañado en los procesos de cambio del Arte y el artista. El arte, ese denso y frágil reflejo de nosotros mismos y no nos queremos escapar: te pierdes y te encuentras y al entorno ves a una mujer, Yenny mi esposa, acompañándome sin condiciones y sin titubear.
Actualmente trabajo haciendo unas obras referentes a la extinción como un llamado a nosotros mismos, quienes somos los que estamos acelerando al proceso de extinción de muchos animales.
El Jaguar es un referente esencial en mi obra, ya que me siento identificado con lo que representa y por su majestuosa belleza.
Oro, sol, fertilidad, Chamán, transformación, Maíz, cobre, son palabras que forjan el presente de mi obra.
Los animales me han ayudado a entender los procesos de cambio y de transformación que ejercemos en ellos. Creo que la escultura me hace más sensible al sentimiento de pérdida de la fauna, ya que paso mirando por muchas horas los detalles tan complejos de la anatomía y fisionomía de estos seres.